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domingo, 28 de noviembre de 2010

Un confidente desconocido



El aire gélido chocaba contra mi cara y notaba mi nariz gotear. Caminaba errática pensando en ir borrando de mi mente todos los momentos de aquella noche. Aquella noche, cada uno de sus latigazos, cada uno de sus golpes, cada uno de sus besos. Hacía siglos que no vagaba bajo la oscuridad no buscando... o deseando no encontrar nada.
Tenía la vista en el suelo de las aceras manchadas, sucias, grises, y al girar una esquina, percibí el olor a fritanga que salía de una taberna que conocía de vista pero a la que jamás había entrado por parecerme poco recomendable. ( Tal vez yo también era poco recomendable). Entré, sin pensar... y sin pensar me senté en una mesa en una esquina, y sin pensar le pedí un Jack Daniels con hielo al camarero que me saludó y me preguntó con un gesto que iba a tomar.
Mi confidente, aunque yo no lo sabía aún, estaba en la barra, riendo ruidosamente con otros que reían ruidosamente. Si le miré fue por ese ruido... Y porque estaba enfrente de mí, en mi ángulo visual. Pero él... no lo entendió así. Por encima de sus gafas, me lanzó una llamada lasciva, que me fue indiferente. Y cuando salió el camarero de detrás de la barra, cogió mi vaso de bourbon, se acercó y lo colocó sobre mi mesa.
"Gracias", le dije.
"De nada. Buenas noches. Veo que estás sola."
"Es evidente que estoy sola"
"Y, ¿ quieres estar sola ?"
"¿La verdad? Me importa poco estar sola, acompañada, viva o no"
Desapareció la sonrisa que me había parecido grotesca, y fijó la vista en mis ojos.
"No me había dado cuenta de que has llorado. Discúlpame"
"No pasa nada"
"Sí pasa... Yo que me acerco aquí para verte el escote, y tú has llorado"
Ante aquel ejercicio de honestidad, sonreí, y él también. Pero por primera vez vi ternura en esas facciones rudas.
"Pues con este frío, poco escote llevo"
Silencio...
"¿Quién ha sido el cabrón que te ha hecho llorar así ?"
Reí.
"¿El cabrón?"
"Sí...-puso cara de sabihondo- las estadísticas dicen que el principal motivo del llanto de las mujeres, son los cabrones"
" Y tú... ¿ te excluyes ?
"No, guapa... Yo soy el más cabrón de todos."
"Buscando escotes"
"Y lo que no son escotes"
Volví a sonreir.
"Bueno, es largo de contar"
"No tengo que trabajar hasta el lunes" (era sábado)
"Bueno... Verás... ¿ cómo explicártelo para que lo entiendas bien?"
"En castellano"
"Me refiero a que tal vez no comprendas el tipo de relación" - Mirada interrogativa. - "Soy sumisa" - Mirada lujuriosa - "pero el bdsm no es lo que tiene fama de ser." Volvió la mirada interrogativa. "La sumisa es la mujer que se entrega a un Amo, a todos los efectos para que la cuide y la proteja, y para que esa entrega se dé, tiene que haber una confianza extrema porque te pones en sus manos"-se acercó más a la mesa, prestaba toda su atención.-"Yo conocí a un Amo, y me entregué a él, lo sentía todo, le veía como a mi Dueño, y yo era su posesión, supongo que preciada"
"Entiendo. Y tu amo te ha dado la patada."
"Básicamente"
"Pero... ¿Por qué?"
Comencé a contar lo sucedido, desde el primer conocimiento,con objetividad, como si estuviera contando un relato que no iba conmigo, sin emitir juicios de valor... Un momento dado un revoloteo de personas alrededor de nosotros interrumpió la narración. Eran sus amigos que se iban, él dijo que se quedaba y que ya les daría un toque al día siguiente. Que se te dé bien el plan, le dijeron, pero él no les respondió.
A medida que iba profundizando en aquellos hechos su expresión cambiaba, sorpresa, cabreo, dolor, ironía. La ironía era la que más casaba con su rostro.
Terminé de relatar, y se me quedó mirando, sin saber qué decir.
"¿Puedo cogerte la mano un momento?" - preguntó.
"¿Para?"
"Para besarla, nada más"-Asentí con la cabeza. Cogió mi mano entre las dos suyas, y la besó levemente.- "Lo siento."
Dos punzadas intensas de dolor, sacudieron el lado derecho de mi frente...Froté las palmas de mis manos frías por mi cara.
"Me voy a ir. Me está comenzando a doler la cabeza" - me levanté.
"¿Te acompaño a algún sitio ?"
"No. Cogeré un taxi, y me iré a casa"
"Esperaré hasta que cojas uno"
Y así fue. Y aquel taxi que olía a pino o coco o fritanga, me llevó a casa. Y en casa, aquella noche, pude dormir.

lunes, 22 de noviembre de 2010


La mariposa con las alas de cuero voló sobre un fuego fatuo de odio, y se abrasó... Cayó en el suelo, pero no la pisó nadie. Y abrasada, sonrió al horizonte, dejó atrás un sueño inacabado, y volvió a la rama dónde estaba posada antes de volver a volar.

lunes, 8 de noviembre de 2010

domingo, 7 de noviembre de 2010

A mi amiga Bad... ella sabe el porqué

Tu pasión miente...
Tu voz es sombra
niebla de mis ojos
que despiertan.
Aquel sueño
quedó en el otoño
apagado por tu silencio.
Tu silencio que chilla
entre la gente
y hago que no te veo.
¡ No me digas amor mío!
dile a tu voz
que no quiero escuchar
como engaña al cielo.
Dile que no fija
que eres nada...
nada en mi boca.
Dile a ese silencio
ese de entre la gente
que no reviente mis sienes.
Dile a mis venas
que dejen el latido
por tu nombre...
...por tus sentidos.
¡ No me digas amor mío !
si soy barro
en tus dedos,
sólo un cielo modelado.
¡ No me mientas amor mío !
Que tu luz
que se va
no me ciegue.
Cariño??
que tu boca cruel
ya no me bese.
Así no la habré sentido
así... cruel...
Amor mío:
¡ No me digas amor mío !

Sumisa: eres quién eres....

No llores... Nublar la vista sólo conduce a más confusión.

Está segura de tí... Nadie sabe más de ti que tú misma.

Acepta lo aceptable... No se te puede obligar a lo que no quieras.

Di la verdad... La verdad no es absoluta, pero es tu camino.