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jueves, 29 de enero de 2015

Perderlo todo

Soy demasiado vieja para volver a ser joven. ¿ Quién dice que una sumisa no se puede jubilar ? Cuando se ha perdido todo, la casa, los objetos que llenaron momentos, aquellas caritas tiernas, las fotos de la familia, las ideas por las que se luchó, la capacidad de entrega se desvanece en el aire entre el que camino para oler un alimento, o una de esas cosas que se supone son precisas para sobrevivir llamadas de primera necesidad.
Toda mi vida se ha ido como humo de entre mis manos. Pero de la misma forma que desaparece, deja un rastro de olor, una mancha en la palma de la mano, y quedan los recuerdos... los buenos, los que hacen esbozar una sonrisa que dedico a todos los seres que jamás volverán a estar conmigo. No sé si cerrar del todo mis escritos y dejar los que hay como vestigios de lo que sucedió, o dedicarme a una labor, digamos, didáctica... o a escribir más, o a olvidarlo todo.
Dejo que el humo hable...

Buenas noches....