Lágrimas por lo que no se puede recuperar, lágrimas por la infancia fotografiada, lágrimas por los recuerdos que, inamovibles, han quedado atrás... Por esos libros, por esas cosillas, por aquel juguete al que mi padre cambió el nombre, por aquella música... Por aquellos colores, por aquellas sonrisas, por aquel sombrerito, por los peluchitos... Por los caleidoscopios...
Pero cuando se sequen las lágrimas, habrá esperanza...
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